domingo, 14 de diciembre de 2008

Detenerse. Leer como otro piensa y no aceptar el estrecho margen de los instrumentos… nunca, aunque reviente una entrada de blog



Llevo días de retraso porque he trascrito la presentación que Constantino hizo de la novela, el pasado 24 de noviembre en el Ateneo de Madrid. Luego he pensado que debía resumir su intervención para que cupiera aquí bien y finalmente he decidido que no.
Los motivos por los que Constantino editó la novela me parecen todos interesantes, y su criterio sobre la literatura y el compromiso de quiénes leemos y escribimos, también.

De hecho… ahora que la novela toca a su fin, según parece, amenazo con la incorrección de quién no ha sido aceptada en el molde e igual, hasta transcribo y copio a capón, todo el turno de preguntas… y todo lo que hablamos en la Librería Primado de Valencia.

Sólo dando valor a lo que no cabe, podemos ganar.

Ahí el Capitulo I: Constantino Bértolo Dixit:

Comentábamos antes que afortunadamente esto no es una presentación. Lo digo porque la presentación es uno de estos actos donde todo es falso. Yo creo que cuando uno va a una presentación no se cree lo que nadie dice y hace bien, porque es un acto que implica mentira. ¿Qué va a decir uno en una presentación? La mínima educación te exige ser un hipócrita o….

Tenemos la suerte de que lo que estamos es en una despedida. Este libro salió en el mes de junio. La vida media de un libro en España en las librerías no pasa de tres meses. En este momento el libro será dificilísimo de encontrar en una librería, ya estará en el almacén y aparte de unos ejemplares que guardarán por si acaso, su destino será entrar en proceso de titulación. Verdaderamente estamos ante una despedida. Si ustedes no han leído la novela o no la han comprado, pues será difícil que lo encuentren. Afortunadamente yo tengo todavía un ejemplar en la editorial, si alguien lo quiere, lo puedo regalar porque los van a destrozar.

Aclaro también que a mí siempre me presentan como editor pero esto es un poco ambiguo porque yo no soy un editor, yo soy un empleado de una editorial, es decir que a mí, me pagan; no es mía la editorial. Para aclarar un poco desde dónde hablo, soy el director literario, pero soy el empleado de una empresa que no es mía. Afortunadamente porque si no seguramente libros como éste no los publicaría. Publicaría libros que tuvieran un criminal y un detective, que son los que se venden.

Yo voy a intentar explicar por qué edité esta novela. A mí mismo, como editor, lo primero que le pido a un libro, para pensar después si lo edito o no, es que ese libro mientras lo lea, me haga callar. Yo creo que todos tenemos la cabeza llena de ruidos por todas partes y de pronto uno abre un manuscrito y de pronto uno se concentra sobre la página. Es decir, la página tiene la capacidad suficiente para que los ruidos ambientales desaparezcan y uno se concentra en esa página. Este es uno de los datos que a mí me orienta, aunque no es una experiencia transmisible.

Editar significa hacer públicos determinados discursos que hasta ese momento son privados. Hay muchísima gente que escribe porque parece que es una actividad que tiene encanto, prestigio, glamour. Ser escritor está bien considerado. Y hay mucha gente que escribe en su casa. Esta gente es gente que escribe, que se expresa. Pero para convertirse en escritor -a pesar de que hoy este tema está interferido por la presencia de internet y los blogs- se exige que haya un editor que homologue aquel discurso privado. Que lo homologue como literatura, en tanto que la literatura es siempre un discurso público. En este sentido pues ésa es la función básica de un editor. Y cada editor edita en función de los criterios que tiene. Aparte de esta regla de que un libro me haga callar -a veces me hacen callar libros malos-, lo que me pregunto es qué es lo que cuenta con lo que cuenta, y quién podría estar interesado en él.

Yo intento desde mis circunstancias, ya les he dicho que no soy el dueño, y ni si quiera tengo una necesidad de beneficio económico muy alta, porque esta editorial está dentro de un grupo que edita “Los pilares de la tierra” y por decirlo así, este pequeño sello editorial no les molesta demasiado y en este sentido me dejan, me conceden bastante autonomía. La función dentro del grupo de la editorial es encontrar nuevos autores, y de forma sensata entienden que buscar nuevos autores, implica que estos nuevos autores poco conocidos, que no han salido nunca en la tele, ni en las páginas de sucesos, pues evidentemente tienen poca repercusión mediática y por lo tanto, muy pocas ventas en este momento.

Entonces lo que busco en los libros es que son libros que me parecen recomendables para la salud semántica de la sociedad. Es decir, son libros que como tal discurso público, intervienen, interfieren o interpelan a la semántica dominante en nuestra sociedad. Y la semántica es la decantación de los valores sociales, personales, subjetivos, colectivos que se están moviendo en una sociedad determinada. En un determinado momento, uno puede determinar cuáles son los valores dominantes y cuál es la semántica dominante. A mí me interesan aquellos discursos que intervienen en ese combate e intervienen poniéndolos en cuestión. También me interesan – y desde mi punto de vista suelen ser cosas inseparables- que intervengan en lo que llamaríamos, las concepciones literarias dominantes, que intervengan sobre qué es la literatura hoy.

Si uno se detuviera en ese momento, pensaríamos qué es lo que se entiende por literatura hoy. Yo diría que una extraña mezcla entre cursilería y metaliteratura, un abanico desde Sandor Marai que sería el extremo más cursi, hasta Vila Matas que sería el extremo más metaliterario. Pues en esa onda, hoy, todos convivimos con esa idea de qué es lo literario. Pues a mí me interesan los discursos literarios que sean capaces de cuestionar el dominio de esta concepción literaria. Y este sentido este libro me parece que mostraba capacidad para intervenir.

En la semántica. ¿Cómo? Pues básicamente con la presencia en la novela de dos hechos narrativos. Uno, un lenguaje de clase que es algo que ha desaparecido casi totalmente en la novela en este país. Sobre todo cuando el lenguaje de clase no es el de la clase dominante o el de la clase media resignada, si no una clase que tiene su origen en un estrato obrero. Los protagonistas son hijos de aquello que se llamó el proletariado. Ahora no sé cómo se llama, algunos dicen que ni existe, se deben creer que las latas de sardinas se hacen solas en el mar.

Y luego otra cosa, que me parece recomendable que es la búsqueda del sentido. Esta es una novela que a través del argumento se está preguntando cuál es el sentido de la existencia y sobre todo cuál es el sentido de la convivencia, diría yo. Y en esa dirección me parece un libro realmente peculiar.

En cuanto a las concepciones literarias que yo encontré en la novela, lo que más me interesó es que la novela está estructurada de tal forma, sobre todo a través de un sistema de interpolaciones al final de cada bloque narrativo, que interfiere en lo que yo llamaría el idilio tradicional entre el lector y el texto.

En la concepción dominante de qué es leer, parece que leer es un discurso que va dirigido al lector y que el lector siente que a través del texto, hay alguien que se supone que es el autor que le habla directamente, a través de una historia, de la trama, etcétera, etcétera… Entonces, tendemos por la propia práctica de la lectura a pensar que el libro está escrito para nosotros. Pensamos que en ese momento, en ese acto mágico que dicen que es la lectura, el mundo nos habla y nos habla desde nuestra soledad. Encima el acto de la lectura es un acto silencioso y se refuerza esta idea de que somos nosotros, nuestra soledad, algún filosofo cursi dice es la intimidad la que lee.

Yo creo que nadie existe solo. Nadie se construye solo, los espejos son los otros y por lo tanto ese yo lector, es algo que cuestiono. Y me parece que en este libro, la estructura de interpolación obliga a pensar que no leemos solos. Nos hace ver que no leemos solos, porque hay alguien cuya voz aparece en cursiva que después de leer, él también lee. Oímos al mismo tiempo que leemos a otro que está leyendo y esta ruptura con el narcisismo del lector, desde mi punto de vista ya me parecía un dato relevante en cuanto a la estructura.

En ese sentido, coincide con algunas experiencias narrativas que son quizás de las que más me interesan que vendrían a intentar aplicar un poco la teoría del distanciamiento de Bertold Brecht a la narrativa. Es decir, no dejarse llevar por la emoción en la narrativa, no dejarse llevar por el gusto narcisista, no dejarse llevar por la hipnosis de la trama, si no de pronto, recordar que lo que uno está haciendo es leyendo algo que es un producto, un producto semántico pero un producto y que por tanto está distante. Romper la proyección que uno hace frente al texto. Proyección que a mí me parece legítima, yo creo que todos cuando leemos nos proyectamos. Pero otra cosa es que no vigilemos este mecanismo de proyección porque si no nos vigilamos, pues nos proyectamos por decirlo así igual que un niño cuando lee Blancanieves. Yo creo que un lector debe intentar ser adulto y saber lo que le está pasando mientras lee, y creo que estos mecanismos de creación de distancia, ayudan a romper este posible encantamiento de las novelas. Esto es muy raro porque lo dominante, hoy en día, es que hay que seducir al lector, es decir que el lector se quede enganchado, hipnotizado y tire hacia delante a describir quién es el asesino o dónde fue a parar ese libro misterioso.

Luego está el concepto de la calidad literaria. Yo ya empiezo a estar en las puertas de la tercera edad -si no hace tiempo que la pase- y tengo que decir que no tengo ni idea de qué es la calidad literaria. Cuando pregunto, todo el mundo hace una tautología, lo que está bien escrito. ¿Y lo que está bien escrito qué es? Fran ha leído una crítica, han salido más, pero yo te diría que hay que leerla con respeto. Cuando uno lee una crítica no debe procurar hacer el juicio de si está equivocado o no. Lo que debe hacer es preguntarse por qué está equivocado el crítico o por qué ha acertado. Seguramente si te preguntas por qué esta equivocado aprenderíamos mucho de la novela de Eva y del contexto en el que se mueve la novela de Eva.

Y ésta crítica -y esta es mi interpretación- no ha entendido lo que tiene de ruptura las interpolaciones y por eso dice que la novela tiene problemas de estructura. Esta novela tiene problemas de estructura porque rompe la estructura y de esa forma se reestructura un texto narrativo. Y evidentemente, el crítico, tiene un concepto de cómo debe ser el tratamiento de los personajes, y por boca del crítico, debiéramos ser modestos y darnos cuenta de que es difícil pensar de forma personal y que casi siempre pensamos muy construidos por los pensamientos dominantes o pensamientos ajenos.

La crítica lo que tiene muy extendida es una concepción de lo que es un buen personaje y lo que funciona es una simplificación, que incluso en pedagogía literaria mala, pero muy extendida, es la clasificación de los personajes en redondos y planos, y redondos serían aquellos personajes que no se definen, que tiene muchas ideas de su destino, osea que tiene una psicología compleja. La psicología compleja a lo que corresponde es a un estatus de clase. Evidentemente si tus padres tienen dinero para que estudies en el cuerpo diplomático o ingeniero de caminos, pues puedes tener dudas y si tienes mucho tiempo y te aburres pues seguramente tendrás una vida muy compleja y no sabes con quién ligar. Parece que hay un concepto psicológico ligado al tiempo libre y a la desocupación. El desocupado tiene mucho tiempo libre, en principio, y este concepto de que la psicología de la clase media es la psicología del ser humano, que es lo que late en esta crítica… es decir la única psicología posible es la psicología de la clase media y claro, como estos personajes, acaban de entrar en la clase media, evidentemente lo que sucede es que no corresponden al 100% a la psicología de una clase media establecida, sensible, que no sabe si le gusta más Picasso que Dalí, no sabe si le gusta la música dodecafónica o no, para entendernos valores de clase….

Y claro esto es algo que este crítico ha captado, otra cosa es que el crítico haya decidido que esa psicología de la clase media es la única psicología posible. Y entonces cuando aparecen personajes así, parece que la calidad literaria ya está cerca, o la calidad narrativa. Si nos damos cuenta, lo que se llama calidad literaria, que identifica la literatura con mayúsculas, es una forma de censura de clase. Entre otras cosas porque si uno estudia quién decide lo que tiene calidad o no tiene calidad, veremos que sus baremos son baremos de clase, la ilustración aristocrática, etcétera. De cuándo nace el concepto de literatura que aparece ligado a un concepto aristocrático, que luego la burguesía recoge y se legitima con ello. Seguramente la exigencia de la calidad literaria funciona como una especie de filtro que impide que algunos discursos lleguen a hacerse públicos. Yo diría que incluso cuando se habla de calidad literaria, uno debería sospechar bastante del concepto.

Pero claro para entendernos, la gente que está escribiendo hoy, es el caso de Eva, debe entender en dónde está actuando, para qué está escribiendo. Y en este sentido, aunque la calidad literaria sea un concepto que pertenece a otros, pues hay que tenerlo en cuenta y hay que jugar con él y en ese sentido me parece que la novela de Eva está muy bien equilibrada. Es decir, sabe que tiene que construir un discurso con tales características literarias que le permita pasar el filtro de lo literario, pero no se resigna a que esa calidad literaria le impida hablar de otros temas. Y ahí se produce esa contradicción que recoge la crítica que has leído. Este crítico, completamente honesto en su discurso, hay algo que no entiende y entiende. Ha leído la novela de forma esquizofrénica, cuando mi lectura al menos es que es una novela que se ha construido con una estrategia narrativa en la que tiene en cuenta las dos tensiones literarias, una la dominante y otra que nos sabemos cuál es pero que permite hablar o representar a ciertos personajes que si no, no aparecen.

Respecto a esto, no deja ser curioso, y lo he visto en otras críticas muy positivas y tal. Es curioso que el personaje que menos gusta es uno llamado Irma. No sé si ustedes habrán leído la novela, pero son un grupo de amigos de adolescencia que con el paso de los años se han ido estableciendo y que se vuelven a reunir a raíz de una crisis terminal del personaje de Miguel y en la novela, en ese volverse a reunir, la novela hace una especie de balance de sus vidas y hay personajes que están en diversas situaciones y cada situación determina la psicología.

En este caso no es una psicología que nace como lujo, si no como situación. La psicología que nace de la situación en que está cada uno. Claro como parece que sus padres no son notarios, su situación no les permite tener una psicología compleja según Foster. Y bueno, yo digo que curiosamente hay un personaje que ha estudiado medicina y que vive retirada, en un pueblo de Cuenca, y ya he visto dos o tres críticas que dicen que está poco trabajado. Pues a mí me parece el personaje fundamental, porque sobre todo la pareja central y el personaje que se va a morir –y que ha entrado en el mundo de la complejidad artística, por decirlo claramente, se ha desclasado a través del arte-…. Con respecto a estos personajes, éste de Irma es otra cosa. ¿Porqué? Porque desde mi punto de vista tanto Claudia como Miguel han aceptado que su historia se escriba con el código dominante, aunque curiosamente no están de acuerdo con la historia, rechazan la historia tal como va, pero desde mi punto de vista no han logrado a romper con ese código, por decirlo tontamente, no han renunciado a ser protagonistas. Por lo tanto, no han renunciado al papel del individualismo en una sociedad compleja, etcétera. Mientras que este personaje ya no juega a estar o no estar al mismo tiempo, este personaje ha aceptado no estar, lo cual no significa que no actúe. Simplemente no actúa, en función de lo que el código histórico dominante, llama actuar.

Yo no sé si recordarán Ana Karenina, allí hay un personaje que se llama Kitty que va a ver a un cuñado que está muy enfermo y mientras el hermano del enfermo se queda paralizado al ver lo mal que está, esta mujer Kitty se acerca y le arregla el embozo de la sabana. A este gesto yo le llamo actuar, no habla pero actúa. El personaje de Irma es clave en ese sentido y de alguna forma en la carta final que el muerto les manda le dice algo parecido: “Es curioso pero me asombra la naturalidad con la que tomas decisiones y parece que acertaras. Hay gente que parecemos más listos y nos equivocamos más. Claudia y Diego y yo mismo, somos así”. Estos listos son lo que alguien llama personajes complejos. Me parece que este muerto, al final, ha tenido bastante lucidez para darse cuenta de qué tipo de listeza y cuál es el merito de ser listo. Ya con este personaje, que obliga a enfocar a todos los demás, me parece una medida narrativamente muy eficaz para construir el resto de personajes. Porque los personajes cuando rebotan con un personaje como Irma, que parece que no es, en ese rebote todavía tienen más eficacia, y considero que es de los mayores aciertos que tiene esta novela. Que también se dice que es una novela de amor y muerte y en fin, tengo que decir que yo cuando oigo estas frases como elogio, digo, pues depende. La muerte, al fin y al cabo, es una cosa y eso está bien contado en la novela, es un invento reciente -por lo menos en España, hace un siglo todo el mundo iba al cielo, luego nadie se moría-. De modo que de repente que alguien hable de la muerte de verdad, me parece fundamental. Y el amor, hay gente que habla del amor, sin darse cuenta de que es un campo semántico que se ha trasformado absolutamente desde que tenemos divorcio y hablar del amor antes o después de eso, como si fuese lo mismo, es no enterarse absolutamente de nada. Por eso me parece que cuando se habla del amor en esta novela, se ve perfectamente que el amor es un campo semántico que hay que poner en conexión con el campo social. En ese sentido consigue ser una novela en la que se habla del amor, sin ser cursi. Y una novela que consiga hablar del amor sin ser cursi en estos tiempos, pues yo creo que ya merecería la publicación.




domingo, 30 de noviembre de 2008

Víktor y una cita y Constantino y una tarea pendiente

Constantino es mi editor y el otro día en el Ateneo nos contó para qué publicó Inmediatamente después. Tengo a medias la trascripción de lo que nos dijo y lo colocaré aquí en cuanto pueda, con otras cosas de las que allí sucedieron. Ahora no puedo, que mi vida se ha complicado, mal o bien, nunca se sabe, porque cuando se trata de enfermedades de gentes queridas no se sabe. Porque a veces las enfermedades son avisos que permiten más vida, a veces no.

Aunque sí hay dos cosas que debo sacarme el tiempo para anotar aquí. Una que Constantino ha sacado un libro que toda la gente que leemos y escribimos literatura, sería bueno, siempre según mi criterio, que leyéramos. Se llama “La cena de los notables” y está en la editorial Periférica y seguro que su prólogo accesible
aquí, os da los motivos para hacerlo.

La segunda cosa es que en Valencia, gracias a Víktor nuevamente podremos repensar esta novela que aquí nos convoca. Para ser responsables de lo que leemos y lo que escribimos, de lo que somos en definitiva. La convocatoria será en la Librería Primado el jueves que viene día 4 de este diciembre frío.
Enlazo al blog de Víktor para atender a su convocatoria.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Una constancia y dos avisos

Conocí a Víktor en Valencia cuando presentamos la novela en la FNAC. Desde entonces no hace más que regalarme poemas, uno suyo, dentro de una crítica que va escribiendo de la novela: "Por la precisión /supe que el tiro /vino de dentro" y otro, de hace un rato en un correo electrónico que no voy a hacer público y que dice así: "Perfeccione lo inútil a lo inútil. No haya edén" de Anibal Nuñez.
Dice Víctor que terminado el libro, “quiero ahora trabajar sobre él ya no como lector que disfrutó y se emocionó si no como poeta y agitador cultural que ha encontrado una veta donde brotan partes de sí que desconocía y partes del mundo que ha vivido que nunca para a analizar”.
Pues nada, solo por Víktor hubiera merecido la pena escribir esta novela que honestamente lo afirmo, desde su edición sólo me ha dado alegrías. Siento que ha servido escribirla, lo creo así y quiero que quede constancia de ello.

Además un aviso por si queréis usarlo: presentamos la novela, Constantino Bértolo, mi editor y Miguel Pastrana y un amigo y yo, en el Ateneo de Madrid el próximo 24 de noviembre a las 19.30 de la tarde.

E igual para diciembre estamos en la Librería Primado en Valencia, con Víktor.

Y segundo aviso también en el Ateneo de Madrid, Víktor Gomez y Quique Falcón y otros compañeros y compañera estarán el sábado 22. Sección de Literatura. Ciclo Literatura y compromiso social. Poesía Crítica desde Valencia. Intervienen: Arturo Borra, Laura Giordani, Víctor Manuel Gómez Ferrer, Enrique Falcón y Antonio Martínez i Ferrer. Modera Matías Escalera Cordero y Miguel Pastrana. Sala de Conferencias. 19.30 horas.

domingo, 12 de octubre de 2008

Compartiendo una lectura muy buena.

Finalmente he recortado un poco la presentación que Quique Falcón hizo de la novela en Valencia, porque era mucho texto y porque cuando aprenda a subir el audio o el vídeo la cuelgo, que es más agradable de oír. Agradezco mucho esta reflexión, que incluso a mí, me hizo releer la novela de nuevo. Ah y mil gracias a Flor por convencerme y organizar la presentación.


Nos encontramos en la presentación de la novela Inmediatamente después de Eva Fernández, “Inmediatamente después”. (…). Imagino que nos vamos a mover en una conversación sobre literatura, pero también sobre aspectos de la vida y de la colectividad y de la realidad que nos rodea, que nos une a todos los que estamos aquí y yo creo que sinceramente este libro es un libro que nos vincula. Es un libro que permite, a nivel personal y colectivo, un diálogo, acerca de la realidad, acerca de nosotros mismos y acerca de la vida que llevamos o dejamos de llevar.

Yo voy a hacer un comentario como lector y lo he ordenado para no ser caótico. La experiencia de lectura mía de un libro como éste de Eva, ha sido una experiencia excepcional. Yo no soy un lector de narrativa sesudo, ni leo mucha narrativa. Soy muy selectivo a la hora de leer narrativa, pero sí me da la sensación de que en la narrativa actual está pasando algo, que también sucede en otras géneros en los que me siento más cómodo como es la poesía. Me da la sensación que el panorama narrativo actual tiene como propósito la resignación, predisponernos a la resignación, como lectores y como ciudadanos, mucha es la literatura que se escribe que invita a la claudicación. Posiblemente a través de géneros de entretenimiento, pero no solo a través del entretenimiento. No tengo nada en contra del entretenimiento. En ese sentido es raro encontrarse con excepciones, y hay tengo que señalar a escritores como Isaac Rosa, Belén Gopegui, Manuel Talens, o Alfons Cervera. Pues a ese cúmulo de excepciones uno la novela de Eva Fernández.

Mi experiencia como lector os juro que ha sido una experiencia removedora. A mí este libro a nivel de historia personal me ha cuestionado. Yo creo que es un libro para el cuestionamiento, no para la tranquilización. Es un libro con el que me he visto –se lo contaba a Eva- haciéndome preguntas acerca de mi vida, acerca de la vida que comparto con otros, acerca de las opciones de vida y acerca de lo que uno ha renunciado a vivir. Por ello la primera invitación, para la gente que no la hayáis leído, es que creo que necesitamos una literatura que nos cuestione, una literatura que nos haga reflexionar sobre la vida. Independientemente del goce, del goce de conocer y seguir la pista a un grupo de personajes, a través de una historia determinada.

(…) La novela tiene claramente una demarcación en partes, una primera muy larga, una segunda menor, de la que seguramente no voy hablar para no pinchar nada de lo que pueda suceder aquí. La construcción de la novela a mí me parece acertadísima, prácticamente me la leí de corrido, pocos capítulos me da la sensación que sobren, es curiosamente una historia que ocurre en 7 o 8 días de noviembre de 2004 y parece mentira como en siete días, dos acontecimientos y un encuentro puedan remover tanto la vida de unos personajes y del lector que acompaña. El ritmo temporal de la lectura es fluida y es una experiencia lectora que también se agradece profundamente.

La historia habla de un grupo de amigos que se mueven entre Valencia, de ahí proceden de un barrio obrero de Valencia, algunos viven en Madrid, otros en una población rural de la provincia de Cuenca… los personajes están a punto de cumplir los cuarenta, todos parece que tienen 39 años. Y también es un relato generacional -de la gente de esa generación de la que yo por edad formo parte- que cuenta una historia que es la historia de una renuncia. “¿Por qué debemos pensar que a cierta edad está ya todo decidido?”, es una de las preguntas que vais a encontrar en el libro, y ésa es la pregunta que va recorriendo a todos los personajes. El inmediatamente después, -creo que llega a haber tres referencias en la historia al título concreto de la novela- aparece justo en el arranque y en el cierre de la primera parte. Y dice “porqué pasada cierta edad lo que animaba de sentido nuestra vida es una estupidez, porque inmediatamente después de ser demasiado joven, ya se es demasiado vieja”. Y ese inmediatamente después terrible, es cerrado también al final de esta segunda parte “inmediatamente después de esta línea, -y es la línea de darnos cuenta de lo mucho que nos queda por hacer en la vida-, inmediatamente después de este trazo, de esta palabra que se acaba”. Y en ese inmediatamente después se decide la historia.

Creo que es también una reflexión sobre nuestro tiempo, nuestra vida. Algo que da estructura a la novela y a mí me ha encantado porque ha acompañado mi reflexión, son las interpolaciones. El texto narrativo es interrumpido, cerrado por capítulos, abierto por capítulos, por materiales en cursiva que son reflexiones que para mí, particularmente, son de agradecer. Posiblemente esta historia sí favorece el cuestionamiento, y el hacerse preguntas, pero yo creo que es una gozada hacerse esas preguntas acompañada de esa voz narradora que va reflexionando. A propósito para reflexionar, en este sentido, creo que merece la pena una relectura de este libro sólo con las interpolaciones. A mí me parecen fundamentales.

A menudo creo que nuestro mundo, y la cultura que estamos construyendo, que tiene nombre concreto, la cultura capitalista neoliberal, ha producido -yo creo que no sólo en una generación, aunque sí en esa generación de los consensos que la narradora va comunicando en la novela- ha producido tres destrucciones de la conciencia, una de ellas favorecida por un proceso de tranquilización social, en un momento en la novela se habla de que “nos han encerrado en jaulas”, creo que hay un proceso también de violencia, de violencia cotidiana y hay otro que tiene que ver con el miedo. Del miedo se habla en un párrafo que a mí me parece antológico, en la página 159: “Somos la generación del consenso, heredera de la transición española que difuminó sin borrar (salto un trozo) aceptamos ese consenso y el consenso capitalista neoliberal, con el que bastantes pensamos que nadie en su sano juicio estaría de acuerdo, si creyera que puede no acatarlo. Somos la generación del esto es lo que hay y nos lo pueden quitar en cualquier momento. La generación que atesora no por disfrute, si no por miedo (yo estoy convencido de que el miedo es rentable para ese proceso de tranquilización y de claudicación de estos personajes). Somos la generación de la corrección, de la omisión política, del narcisismo excitado y laxo”. En otro momento de la narración se habla de qué es lo correcto, de la inmensidad de lo correcto en nuestras vidas. Ese término que utilizas me parece brutal, como con pequeños gestos, casi sin darnos cuenta, habituados a esa falta de entrenamiento sobre el pensar sobre nuestras vidas y hacerlo en común, pues cómo hemos ido claudicando en esa inmensidad de lo que es correcto.

La novela tiene pistas -a mí personalmente me lo parecen, no sé si por la situación personal de uno, o de las comunidades con las que uno se vincula- sobre cómo nos van robando las realidades: la del amor y la de la muerte, que creo que son dos grandes líneas fuertes de esta historia que nos cuenta Eva (…).

Los personajes son creíbles, a mí Claudia me encanta. Yo sé que los personajes provocan distintas reacciones entre los lectores y eso sería bueno que lo habláramos, qué os han hecho resonar cada uno de los personajes, en qué nos sentimos identificados, en qué nos hacen enfadar. Hay cosas de los personajes que nos enfadan, que nos ponen nerviosos, podemos pensar si están bien dibujados…. De Claudia me quedo en que se ha quedado en comprender las cosas más que en vivirlas, como le juzga otro personaje. (…) La dignidad a la hora de abordar el tema de la muerte y el tema de la muerte está en Miguel, que es un personaje a mi juicio delicioso. Comentábamos que ha habido lecturas de su personaje como prepotente, juzgador, que en su momento definitivo lanza lecturas sobre algunos personajes. Yo creo que uno tiene derecho a hacer eso y sobre todo si lo hace con gente a la que ama, gente a la quiere. Diego, supone una especie de claudicación progresiva en su vida. A mí de la historia de Diego, lo que más me enamora de Diego es la imagen del torno, y no me puedo quitar el torno abandonado en el trastero o en el ático de su casa. Yo me preguntaba cuáles son los tornos que yo en mi vida he ido abandonando por supuestos compromisos que han sido claudicaciones. De Irma, algún lector ha dicho que es el personaje menos dibujado que no acaba de tener una función narrativa, yo creo que sí la tiene, es una persona que pertenece a la comunidad médica, pero además yo creo que en un grupo de amigos siempre hay alguno que desempeña un papel menos decisivo, que está ahí, es fiel pero no desempeña un gran papel. De las cartas que Miguel escribe es la menor, no es un personaje Todorov, no tiene una función narrativa importante pero está ahí y acompaña. Que quede desdibujado a mi me parecía hasta simpático.

También el texto me hace preguntarme sobre las propuestas ante el estado de cosas dado. Eva lanza un montón de propuestas en este libro. Hay propuestas aquí, que es una cosa que muchas veces se acusa a este tipo de lectura que describe muy bien lo que está pasando, pero que no lanza alternativas. La propuesta en concreto que hace de las vinculaciones y de las vinculaciones afectivas, y del mirarnos desde lo colectivo a mí me parece fundamental. Primero para mí, y luego para la comunidad humana a la que pertenecemos.

El texto trabaja con las cordialidades. Creo que en ningún caso y creo que es un texto que en algún lector provocará lágrimas, creo que en ningún caso maneja suciamente sentimentalismos vacíos, ni patetismos, aunque objetivamente hay situaciones que podrían dar lugar a ello. Creo que se trabaja desde la cordialidad, desde el afecto, el lector que se emociona. Yo ha habido momentos que me he emocionado, pero es por puro cariño que acabas cogiendo por los personajes y no por mero efecto patético. El gesto del apretón de manos de Miguel a Irma a mí me sacudió, yo creo que es de los gestos táctiles que produjo en mi lectura este libro. Y me imagino que cada uno de vosotros encontrará un gesto una situación que despierta esa cordialidad.

Discutiríamos entre el grupo de lectores el gesto final de Claudia, si se puede interpretar como una derrota, como una huida, como una victoria, aunque eso solo deberíamos entre quiénes la hemos leído. Me parece también, muy interesante el personaje de Alfredo Durán, un intelectual depurado en el sistema universitario, que cree en los libros colectivos que buscan crear una nueva realidad y que es un personaje que aparece de refilón, no aparece mucho, pero sí me parece que es un buen hondonazo para la trayectoria vital de Claudia y es una referencia importante. Atentos a esa entrevista en un bar… que a mí me interesa muchísimo.

Y acabaría mi intervención… porque a parte de propuestas para vivir mejor, para vivir en común, para cambiar la realidad, Eva hace preguntas sobre para qué escribir. Porqué nos contamos cosas, porqué nos contamos la vida y acabo con palabras de la autora que a mí me interpelaron. “Si queremos ser lo suficientemente honestas, debemos contarnos la vida como grupo, como comunidad, si queremos que nos sirva para aprender algo, que nos sirva para cambiar algo de lo material que reconocemos nos condiciona tanto, no se tratará en todo caso de pensar por pensar, de escribir por escribir. Se tratará de escribir para conseguir vivir mejor, de escribir porque nos urge la comunidad, porque no podemos delegar, ni confiar en las graciosas concesiones de la exigua minoría de poder para lograrlo”.

sábado, 11 de octubre de 2008

Un anticipo no monetario.

Estoy trabajando en transcribir la presentación a la novela que hizo Quique Falcón en Valencia, así como en intentar relatar algunas otras palabras que allí se produjeron. También vamos a colgar el ensayo de "Materialismo y dos novelas de la llamada Generación X" -tan fatalmente enlazado en esta página- en la web del Manual de lecturas rápidas para la supervivencia, página de la que soy deudora.
En cuanto pueda lo pongo todo a disposición. Sólo, mientras tanto, disculparme por la demora en agradecer a todo el mundo que compartió con mi hermana y conmigo nuestro intento de presentar la novela.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Presentándonos: mi libro conmigo.

Me ha dicho mi hermana que cuelgue esto en el blog, yo sigo sin saber si se visita el susodicho y preocupada porque nadie se sienta obligada a asistir, ni se sienta olvidada por no haber sido invitada. Pues eso que yo le hago caso a mi hermana y le doy las gracias por la nota de prensa tan chula que me ha escrito.

El próximo día 29 de septiembre a las 19.00 horas en la FNAC San Agustín de Valencia.

Presentación del libro “Inmediatamente después” de la escritora Eva Fernández

La obra, editada por Caballo de Troya, será presentada por su autora, acompañada por el poeta y activista social Quique Falcón

El próximo 29 de septiembre a las 19 horas en la FNAC San Agustín se presentará el libro “Inmediatamente después”. La escritora, Eva Fernández, presentará su primera novela acompañada por el poeta valenciano Quique Falcón.


“Inmediatamente después” es una novela coral, que tiene como protagonistas a un grupo de amigos y amigas que a pesar del paso de los años han mantenido una relación de afecto mutuo desde su adolescencia hasta esos primeros años en que la madurez parece exigir tomas de decisión irreversibles. Es la enfermedad repentina de uno de ellos, Miguel, la que provoca una revisión de sus vidas que llevarán a cabo a partir de los encuentros y desencuentros que la novela nos pone delante. Los personajes fuertemente definidos, pertenecen a una clase media baja, y expresan la frustración laboral, afectiva e ideológica de una generación que hoy se acerca a la cuarentena.

El editor Constantino Bértolo, resalta como “desde su buen modo narrativo la novela se pregunta sobre la responsabilidad del destino individual y colectivo”. Actualizando la cita de Jean Paul Sartre que figura en la contraportada: “una cosa es lo que hacen con nosotros y otra es lo que nosotros hacemos con lo que han hecho con nosotros”.

El ABCde las artes, en su edición impresa, recoge la crítica de Juan Ángel Juaristo quien afirma que “lo que distingue a esta novela (…) es que esa generación a la que retrata tenga sus orígenes en la clase obrera: esa rareza en el tratamiento (…) da la medida del coraje de este obra y de lo novedoso de las historias que cuenta”.

Bob Pop, columnista del diario Público, en su blog “Lector Ileso” señala que: “es un precioso libro sobre la vida (…) Y sobre todas las dignidades –las de morirse, las de vivirse o las de quererse-“.

El blog “solodelibros” indica que Eva Fernández ha escrito una novela que recupera alguna de las características clásicas de la novela de ideas, ofreciendo una mirada personal sobre nuestra sociedad (…) arriesgándose a crear una novela que trata de poner sobre la mesa cuestiones primordiales que se soslayan en la literatura por esa extraña querencia contemporánea por la huida”.

martes, 16 de septiembre de 2008

Sigo usurpando palabras

Prometí que copiaría esta crítica que apareció en el ABCD de las artes y las letras en la edición impresa de la penútima edición de agosto de 2008. La firma Juan Ángel Juaristo y también se la agradezco.

Esta primera novela de Eva Fernández me ha interesado por varios motivos. No el menor su pretensión de dar voz a una generación, aquella que sale a la palestra en los últimos años del franquismo. Dicho así, la cosa no es nueva: Hay muchos pertenecientes a aquella generación a los que, por edad, les toca echar cuentas, eso es lo que se llama hacer balance de una vida. De esos retratos generacionales se ha nutrido una pequeña parte de la narrativa española que se hace hoy, pongamos las novelas de Clara Sánchez, o de Manuel Rico, donde se retrata desde distintos ángulos aquella generación perteneciente a una clase media florecida por un crecimiento económico intenso y un tanto enloquecido. Pero lo que distingue a esta novela, por ejemplo, es que esa generación a la retrata tenga sus orígenes en la clase obrera: esa rareza en el tratamiento – pues no es usual en la narrativa española, señorío de la clase media- da la medida del coraje de esta obra y de lo novedoso de las historias que cuenta, unas historias que parecen incluso fundirse en un tono colectivo cuando lo que se lleva ahora, sin discusión, es la individualidad a toda costa, aun mermada. Un buen comienzo

jueves, 11 de septiembre de 2008

Continúo recuperando

Sigo con dudas sobre si debí iniciar un blog, aunque no me doy una respuesta rápida. Mientras sigo robando por ahí los comentarios a mi novela, dado que autóctonos del blog solo se han vertido dos en tres meses.
Me siento legitimada para traerme aquí esas palabras, aunque sigo sin dominar el dispositivo y temo que esto continúe dada mi astucia y escasa dedicación. De modo que copio los textos y uso la herramienta de enlaces y ya. A lo bruto. Espero no causar ningún perjuicio y si no, por favor avisen.


Recupero hoy un comentario nuevo, del lector ileso ¿cómo no? y otro de un blog nuevo
solodelibros que francamente me ha venido muy bien. En breve copiaré una reseña del ABCD de los libros -al que solo pude acceder fotocopiándolo en una hemeroteca-. Así iremos cumpliendo con el propósito de este blog, poco a poco.

De solodelibros ésta es la crítica:

Eva Fernández ha escrito una novela que recupera algunas de las características clásicas de la novela de ideas, ofreciendo una mirada personal sobre nuestra sociedad. Hay un punto a favor incontestable en este libro, y es el hecho de que su autora no sólo se posicione claramente en lo que se refiere a su pensamiento político (y la proyección que de ello resulta a la hora de afrontar la realidad), sino que lo exprese sin tapujos y trate de apuntalarlo con su dialéctica.El lado negativo de “Inmediatamente después” es que es un mal libro. Es una mala novela desde el punto de vista estrictamente literario, ya que su estructura es floja y algunos de sus personajes son meras marionetas que la autora utiliza para exponer sus ideas; la redacción es, por decirlo suavemente, caótica, y no existe lo que podríamos denominar “chispa” narrativa. Hay una clara falta de adecuación entre las tesis que se pretenden poner sobre la mesa y la trama de la novela, interesante por sí sola, pero no cuando debe funcionar como base para unas ideas concretas.La elección del personaje de Miguel, que planta cara a una enfermedad terminal, es muy acertada: en esa creación vuelca la autora algunos de sus puntos de vista sobre la dignidad ante la adversidad y la importancia de la independencia. Los demás personajes, de hecho, actúan como meras comparsas en torno a esa cuestión. Claudia, por ejemplo, es poco más que una caricatura de la activista orgullosa e indomable; Diego pasa por ser el arquetipo del burgués conformista y adocenado; e Irma, el cuarto vértice de esta historia, queda tan desdibujada que apenas se le puede atribuir función alguna.No obstante, y aunque pueda parecer que es un libro imperfecto, estoy convencido de que hay que leer “Inmediatamente después”. ¿Por qué? En primer lugar, porque la trama ante la que nos coloca Eva Fernández es de una humanidad aplastante: aunque en ocasiones roce el sentimentalismo, ha conseguido plasmar de forma humana y noble el siempre espinoso tema de la muerte. Sin concesiones ni ambages, la situación ante la que nos sitúa es complicada y nos lleva a pensar en puntos que superan la mera elección de nuestra forma de morir.En segundo lugar, porque hay muy, muy pocos libros que planteen conflictos emocionales ligados a una interpretación política o social de nuestro mundo. No me parece atinada la elección de la forma estilística que ha escogido la autora (cada capítulo termina con una especie de epílogo, a la manera de una reflexión, que expone ciertas ideas, creencias o doctrinas), ni creo que encaje en el devenir de la trama de la novela, pero sí me parece pertinente su inclusión. Creo que es importante que los autores —si no como tales, al menos a través de sus narradores— se posicionen en cuanto al modelo social que padecemos actualmente y que propongan nuevas miradas o soluciones; al menos, que lo presenten sin tapujos, atendiendo a la verdad incontestable que nos rodea, y se dejen de profundizaciones manidas en el fondo del corazón humano, de soledades multitudinarias y de personajes cuyos rasgos sociales más definidos son los coches que usan y los destinos de sus viajes.Eva Fernández se ha arriesgado a crear una novela que trata de poner sobre la mesa cuestiones primordiales, que se soslayan en la literatura por esa extraña querencia contemporánea por la huida, por la cerrazón y la negación de la realidad. Aunque sus fallos estructurales y formales sean muchos, en una obra como ésta eso es lo menos importante: la autora ha querido enfrentarnos a los temas que están ahí, que siempre tenemos frente a los ojos y que, de alguna manera, no queremos ver. Sólo por esa intención, y por plasmarlo con honradez, creo que todos deberíamos leer “Inmediatamente después”.

Del Lector Ileso éstas otras tres:

9 ruben en Ago 13th, 2008 dijo:
Lo leí rápido porque no pude hacerlo de otra manera. Me lo tuve que llevar, ¡¡¡me faltaban 30 hojas para acabar y me iba que ir a hacer una ruta en bici, lo llevé en las alforjas (que estaban pensadas al milímetro para arrastrar menos peso).
Yo también pensé en los amigos de peter.
La historia me mantuvo en tensión, quería saber cómo se resolvía la relación claudia-diego.El personaje de Ros ¿no está excesivamente tenso al fnal? Me recordó al marido y padre de la novela El padre de Blancanieves. ¿Sería tan reaccionara la respuesta de esas personas que comulgan con lo que impera?
Las reflexiones en cursiva muy interesantes la mayoría, muy densas unas pocas, por lo menos para mí, y alguna un poco desajustada (discurso político-ritmo de la historia). Ya miraré los párrafos exactos, pero en algún momento la reflexión se mete hasta el tuétano en algunos temas que sin explicar más no parecen muy relacionados con la trama.
Me ha aportado mucho todos esos hilos discursivos posibles del amor y como se viven…los obstáculos reales que existen y los fuertes condicionantes sociales.
La historia de miguel muy dura, pero muy serena. Es difícil hablar de la muerte, y me ha gustado la actitudes descritas.
El libro es muy ambicioso y creo que consigue tocar muchos temas, sin ser una simple enumeración.
Y bueno, una última sensación. En el libro de disecciona a Miguel, a Claudia, a Diego, a Ros, y a Mario, incluso al exnovio de Miguel pero siento que falta algo, ¿qué pasa con la otra amiga del grupo?¿quién es?¿dónde colocarla?¿y chema, su novio?¿por qué no pasan por la mesa de disección?
Muy interesante, eva.

r.
10 Santi en Ago 28th, 2008 dijo:
Hola, no he tenido la oportunidad de decírtelo E. pero me gustó mucho tu libro, que ahora ya es un poco de todos. No voy a ponerme en plan super crítico literario porque no tengo suficientes argumentos (pero sabes que me encantaría, jeje) y además resultaría pretencioso. Lo leí hace tiempo y recuerdo que me cabreé con Javier por no dar ese paso hacia Claudia ( y supongo que conmigo mismo por verme reconocido en algunas de sus actitudes) y me emocioné en ese pequeño recorrido de dignificación de la muerte que hace Miguel.También me quedé con la sensación de que Claudia, o el cuestionamiento permanente, tiene cara de derrota, pero de la buena, de la que te deja tranquilo (”Somos soldados derrotados de una causa invencible. P. Casaldáliga). Es parte de lo que me dejó tu libro, y te lo agradezco, muchas gracias compañera. Santi

11 AIDEE TAPIA en Sep 1st, 2008 dijo:
segun..los cmentarios y los pocos parrafos que he leido, es una lectura obligada en su totalidad, desafortunamente en Mexico no puedo encontrar ellibro, ya sera en su tiempo…si es que lo hay…felicidades.
AIDEE


Por cierto que aún no me he decidido a pedir a mis amistades hacer públicas algunas cosas que han dicho de la novela. Imagino que lo haré. Ya veremos. Poco a poco. Entre tanto, gracias por tantas lecturas y por todo lo que me estaís devolviendo.


martes, 12 de agosto de 2008

Robando comentarios de otros lugares más competentes

Han pasado dos meses desde que salió la novela y no he conseguido que se visualizara mi blogg en ningún lado. He abierto un espacio clandestino o lento, inadecuado y no creo que cambie. Me lío y, sin que eso disculpe mi incompetencia, me resisto a todo lo que hay que aprender para lograr que un blogg salga entre los diez primeros de Google.

En cualquier caso, confiando en que quien busca, encuentra y mientras tanto, he pensado en ir recogiendo de bloggs ajenos comentarios que ha recibido de mi novela. También, quizá, en otro momento transcriba alguna conversación que he mantenido con alguna amiga, amigo, o copie correos electrónicos que he recibido sobre la novela. Casi seguro lo haré.

El primer blogg que habló de mi novela, el escrito por
Bob Pop, al que no conozco, pero del que derivaron algunos comentarios de gente conocida, amiga mucha, incluso de mi hermana.

Bob Pop dijo:

‘Inmediatamente después’, Eva Fernández
24Jun08


Belén Gopegui meets ‘Los amigos de Peter’.
Cierto, pero no suficiente. Incluso ni siquiera cierto. A lo mejor ingenioso. O ni eso. Desisto de cinismos.
Hacía muchísimo tiempo que una novela no me hacía llorar. Tanto. Tantos años que llevaba esperando leer algo que me sacara la angustia que guardo después de mis tres muertes. Las muertes de tres amigos que nunca se conocieron. Leer algo tan bueno como las escenas de amor moribundo que ha escrito Eva Fernández. O sobre mis propias dudas ante la muerte cuando tenga que llegar.
Se lo perdono todo a esta novela. Todos sus pequeños fallos. Sus cursivas, fallidas a veces. Algunos diálogos previsibles. Que en la página 132 aparezca escrito rayo con elle. Todo. Porque entre cursivas fallidas, hay otras impecables:
Pensamos en la dignidad, que es tan diferente del orgullo y la envidia, que incitan a la mirada comparativa y suponen una distancia; no, la dignidad es igualación humana. Una persona digna se presenta ante los demás como una posibilidad de ser mejor y esa conquista es también nuestra potencialidad. La dignidad tiene que ver con la debilidad y la lucha que establecemos para aprender a vivir bien, por el resto y por una misma. Tiene que ver con una batalla que todas las personas podríamos pelear, pero que sólo podemos enfrentar sin fórmula alguna, recreando la vida a cada segundo, en cada pequeño espacio de todas las cosas, de todo lo que somos, que es mucho más y mucho menos que un yo.
Porque es un precioso libro sobre la vida. Mi vida. También. Y sobre todas las dignidades -las de morirse, las de vivirse o las que quererse:
Lo bueno en cualquier caso sería que sean cuales sean las relaciones de amor se mantengan y aprueben, sólo por lo que significan para las personas competidas por el mismo, sean cuántas y cómo sean y por cuánto tiempo sea. Y eso es lo que debería valernos. Pues sospechamos que el amor como la vida no puede contenerse; y nos damos cuenta de que ningún amor es más verdad que otro siempre y cuando ame y duela para seguir viviendo y mientras queramos. Por eso, no debiéramos dar nunca más beneplácito a unos amores sobre otros, y entretanto podríamos dedicarnos a disfrutarlos; porque necesitamos prestarle muchísima atención al amor, del que no conocemos , ni aprovechamos, apenas nada.
Le perdono, incluso, que me haya recordado algo que escribí alguna vez. Hace muchos años:
Lo contrario al suicidio no es la vida tal y como nos sucede cada día. Lo contrario al suicidio es la decisión consciente de vivirse que algunas personas un buen día son capaces de tomar, lanzarse al abismo sin aviso previo y optar. Hay quien decide matarse, hay quien simplemente vive y hay quien niega la desidia cotidiana y se abalanza.
8 comentarios a “‘Inmediatamente después’, Eva Fernández”
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1 Eva en Jul 2nd, 2008 dijo:
Hola, me avisaron hace unos días de que de que sacabas esto y la nota anterior. Sólo decirte que yo también lloré al escribir y también la vida me arrebató al Sefo.Gracias por todo lo escrito sobre la novela.Un abrazoEva.
2 admin en Jul 3rd, 2008 dijo:
Gracias a ti por la novela, Eva.
Un beso enorme
Bob
3 javier en Jul 4th, 2008 dijo:
hola…gracias a l@s dos por comentar y escribir todas las novelas que me transmitís….de esta puedo decir: “touché”…..ya he pasado la 132 y leído cursivas y primero se me acabaron los papelitos adhesivos para señalar, eran de color rojo, ahora se me acaba el lápiz bicolor con el que subrayo mientras el libro me encoragina para seguir luchando y afirmar constantemente que “inmediatamente después” me da pautas y ganas para cambiar lo que veo, al menos en la forma de analizarlo para empezar, luego del resto seguiremos hablando cuando nos toque….un beso y también acabaré dándote las gracias eva….ciao…javier
4 Francisco Fernández en Jul 7th, 2008 dijo:
No estoy de acuerdo con que este sea un libro sobre la vida, aunque puede confundirse al tratarse de una novela realista. El conflicto generacional no es que sea el motor de la novela; es que es eso: el mismo conflicto, aunque este aparezca, no tanto como entre una generación y otra, si no sobre un grupo de personas lanzadas a un mundo concreto: un país en el que el capitalismo se impuso como consecuencia lógica del fascismo. Decía Carmen Martín Gaite en su ensayo sobre los usos amorosos de la posguerra, no sin cierta ironía que lo liberó a la mujer en los años cuarenta y cincuenta no fue otra cosa que la imposición de la sociedad de consumo. Y creo que esto es algo que ha quedado bastante claro hasta que aparecen discursos como este. ¿Y si maquillarse no fuera si no esconderse de algo real y revolucionario?.A partir de ahí todos los personajes reaccionan contra una forma de vida que obliga a explotarse y explotarnos. Al fin y al cabo se trata de la búsqueda de una conciencia colectiva.Entre tanto los personajes viven, conviven y mueren entre los estrechos espacios del conflicto antes citado, buscando a veces, algún sueño antiguo.
Por último, respondiendo a las erratas del libro, no son del libro sino de la edición. Bueno, habrá que agotar esta para corregirlas en la próxima.

5 Eva Fernandez en Jul 14th, 2008 dijo:
Hola mi nombre coincide con el de la autora del libro tema de conversacion y me causo curiosidad. Soy de Republica Dominicana, tengo 18 de edad. Aun no he visto este ibro en en circulacion en mi país, pero me encantaría leerlo. Existen muchas Eva Fernández en el mundo pero una de ellas es escritora. Eso es interesante.Saludos,Eva.
6 Concha Rojo en Jul 25th, 2008 dijo:
Hola Eva.Tenía pensado esperar para felicitarte por tu hermoso libro. Esperar a terminarlo. Anoche lo dejé en la página 222.Me acaba de llamar uno de mis mejores amigos: tiene cancer con metástasis y el lunes empieza la quimio.Ahora tengo miedo de seguir hasta el final. Aunque supongo que lo haré. Bien pensado, la trama no es todo y me transmite bastante esperanza para otras cosas.Ya te contaré mis impresiones al final.Muchos besos.
7 lola y pepe en Jul 30th, 2008 dijo:
Hola Querida Eva:Si ya sabíamos que esta niña nos llegaria lejos. Aún no hemos tenido ocasión de leer tu libro, pero estamos deseándolo, porque seguro, llevara lo mejor de tí, tu alma, como en todo lo que te implicas.Te deseamos todo lo mejor en esta faceta de escritora, y en todas las demás. Muchos besos, Lola Pérez Y Pepe Sanfélix. (Valencia).
8 Flor en Ago 6th, 2008 dijo:
Ya acabé el libro hace unos días y hasta hoy no he encontrado este ratito de calma que requiere mi felicitación.
Sé que es un libro escrito en los ratos robados a la militancia y a una vida laboral demasiado absorbente por comprometida. Tal vez podría estar mejor rematado y algunos párrafos podrían ser más redondos. Aún así, creo que es un libro necesario. Y podría ser más preciosista. Y estar técnicamente más elaborado. Pero tal vez y aún con todo ello, no sería más necesario, ni nos diría más cosas sobre nosotras mismas.
Me encantaría que mucha gente lo leyera y no por dejar sus 12€ en las cajas de las librerías, sino porque creo que seríamos muchas más las que veríamos el mundo con otra mirada menos complaciente. Y porque creo que como muchos otros libros es un libro movilizador, removedor, conmovedor, que no nos puede dejar indiferentes. Estoy segura de que nos puede ayudar a releer nuestras vidas y a hacernos menos cínicas o al menos eso espero.
La verdad es que el libro de Eva y el “Panfleto para seguir viviendo” de Fernando Diaz me han transformado el verano. No sé si eso supondrá un vuelco a mi vida en septiembre, pero espero no olvidar demasiado pronto que las cosas podrían ser diferentes si inmediatamente después de leer a Eva o a Fernando nos pusieramos manos a la obra.
Gracias a Eva por haberlo escrito, a Constantino Bértolo por haberlo incluido en su colección de libros para salir de la ciudad sitiada y a este lector ileso por haberse hecho eco de este libro y de tantos otros.
Besos

lunes, 9 de junio de 2008

MOTIVO 1: Sabemos lo que intentamos, no lo que logramos

Caballo de Troya acaba de publicar “Inmediatamente después”. No pretendo añadir aquí nada a lo que escribí en ella. Los textos se defienden a si mismos, pero no se terminan ahí, sino en quiénes leen y en la resignificaciones que les dan. Por eso este blogg. Para compartir las muchas maneras de leer la novela de entre las que imagino dos.Una lectura sería desde sus protagonistas quizá proyectándonos y sobreponiendo nuestra propia narración (leer la entrevista a los autores de "El año que tampoco hicimos la revolución"). Esa comprensión me interesa porque desde la resistencia social que practico: lo personal, lo cotidiano es político y por tanto cómo intentamos amar y trabajar, criar y enfermar e incluso morir, cada persona en esta sociedad me interesa compartirlo. Ponerlo en común como intimidades, para que dejen de ser tonterias (ver el largometraje documental Más allá del espejo de Joaquim Jordà) y se conviertan en política. La segunda lectura me importa desde un nosotras, desde la vida colectiva en la que nos hayamos inmersas, y de cómo nos crea y construye como individualidades y como colectivo. Será la comunidad la que dé sentido a las palabras, yo también estoy convencida y por eso no quiero permitirme despreciar las oportunidades que sean de provocar una comunidad, la que sea. Porque si no, pasa, que publicar un libro tiene más que ver con aislarte o venderte que con pasar a jugar un papel que sirva a nadie. Y mi necesidad es que sirva a la mayoría de la gente. Si me decidí a hacer públicas –que no publicar, eso no lo pude decidir yo, lo decidió Constantino Bértolo que tiene una preciosa y precisa idea de la literatura- lo que escribiera, fue porque me expuse a un propósito que todavía mantengo y se arraiga: creer que necesitamos mejorar nuestro mundo y que para eso debemos procurar comprenderlo colectivamente.Y digo que el mundo necesita ser transformado por motivos muy materiales: por cosas que me han pasado en la vida (como la muerte de Irma, la mujer de mi compañero, una viejita que lo pasaba mal en su país y en este se murió de pena y enfermedad y desarraigo); por imposibilidades que vivo y me frustran inmesamente (como no poder criar a un niño sino atesorar una propiedad privada comprando los cuidados de una madre a la que cuida sus hijos su madre, otra viejita de Ecuador). Y más alla de mis intimidades y por muchísimos motivos que sólo tendría sentido enumerar de forma más colectiva, debo decir que en lo poco que represento he llegado al convencimiento de que este mundo capitalista, individualista, narcisista, rápidamente enloquecido y mercantilizado hasta el paroxismo … es imprescindible trasformarlo para cuidar la vida de la mayoría de la gente, a lo largo de la mayor parte de su tiempo de vida.Transformar la realidad y en ese camino debo decir que he encontrado gente potente en un amplio espectro entre comunistas, anarquistas, okupas, sindicalistas, represaliadas de distintas represiones, cooperativistas, comunidades de base y montones de personas sueltas... Aún así somos minoría o estamos silentes, desagregrados y por eso hablo, grito si hace falta, porque consentimos lo que sucede cotidianamente, y es que son quiénes mandan quiénes construyen el mundo, pero también quiénes obedecemos… A lo que pasa le damos sentido las personas en tanto que la vivimos y la enunciamos y la transformamos cotidianamente. Y quizá la transformamos perversamente porque la enunciamos poco, o nos la enuncian, quizá nos la dejamos contar en exceso como acomoda a quiénes vienen bien las cosas…Sé que la cosa sonará simple y vieja, demagógica quizá y obsoleta. Me importa poco honestamente lo piensen toda esa gente que cobra y habita el mundo para desde su absoluta confortabilidad ridiculizarlo todo excepto su asentada sapiencia. Sólo quiero a la gente que sí se encuentra en algún esfuerzo colectivo, que sí se indigna y sí lucha y no se resigna. Para esa gente es para la que escribo y a esa gente es a la que busco en este blogg. Las palabras de Silvio fueron las palabras de la revolución cubana, las nuestras son quizá basura, excedentaria, voces en el hiperabundante espacio de la red, quizá puras hojas caídas, pero hojas son y han sudado. ¡Que fermenten, por tanto, que se pudrán y enriquezcan la tierra y sobre todo que no se callen!

domingo, 4 de mayo de 2008

MOTIVO 2. Interesa el proceso cuando es verdadero

Los fenómenos, los eventos, las autorías tienden a despistar los procesos y las materias más divergentes y yo quiero materializar qué significa publicar como una autora privada para una empresa editorial globalizada, que ha consentido según el mismo dice a un gran y honesto editor.

Publicar esta novela es para mí parte de un proceso y este blogg pretende redimensionar el hito de la publicación, y también materializarlo. ¿Qué significa hoy día publicar en una editorial –parte de una empresa multinacional- a quien he cedido mis derechos de autora, que no los quería para nada, todo sea dicho de paso? ¿Qué significa ser una autora publicada sin más, sin que ningún grupo de interés grande o pequeño quiera lanzarte o abducirte, sin que ni siquiera tú misma construyas el delirio de creerte nada? ¿Cuántas personas leen “Inmediatamente después” y qué sucede lo quiero compartir, para derribar mitos que yo misma he seguido fielmente, haciéndolo desde la propia práctica, desde lo que efectivamente sucede?

Publicar es un hito, pero a mi me interesa como proceso y este blogg bien puede posibilitar una parte de ese proceso que reivindica lo que estuvo antes y estará después, que fue escribir y posicionarse y reaccionar y subvertir la posición o el entorno.

Se trata sin lugar a dudas de exponerse, no paralizarse, a pesar de no contar con mayor arropo que el del convencimiento y la militancia por no avergonzarse, ni teñirse de autocomplacencia, indulgencia con el poder y reverencia a la aceptación del estado de cosas… y más en los tiempos que corren en que se ridiculiza permanentemente casi todo lo que alguna gente pretendemos, que es sino podemos cambiar muchas cosas, al menos sí incomodarlas, tambalearlas, constatar que son una mierda y que sobre todo que podrían ser mejores dada la cantidad de gente maravillosa que existe a pesar de tanto beneficiado, expoliador, y mala gente que también hay…. Así que riánse quiénes quieran y sigamos el resto…


Honestamente, ya lo he dicho, creo que la literatura es un instrumento de transformación, y lo es, lo es mientras miente, mientras asienta y presenta el estado de situación como el mejor y único posible. Lo es cuando nos vende espejitos amañados, y desprecia el hecho de que la literatura puede lograr la verdad, como señala
Ignacio Etxbarria a propósito de Lebrero lo que hace al escritor “no es ver la verdad, sino serlo”, y recomienda: “No nos haga creer en lo que usted dice, sino: háganos creer en su decisión de decirlo”.
Ahora bien atreverse con la verdad, implica atreverse con la duda, con la inconveniencia, con la materialidad de lo que acontece cotidianamente que necesita ser renombrado, expresado, cada vez, tanto cuando nos beneficia como cuando nos cuestiona y nos reta.

Para empezar quisiera compartir con quiénes queráis leerlo un ensayo que escribí hace tiempo y que expresa una rabia, que tardé diez años en expresar y que fue con escritores/as que tiene mi edad pero casualmente escribieron y publicaron mucho antes que yo. Se trata de la llamada Generación X, escritores que se supone describían la juventud de quiénes ahora tenemos treinta y bastantes… y que se supone que hacían realismo social… Pues bien para su literatura, ahí va mi desacuerdo por sus mentiras, acomodamientos y compra-ventas.

Considero que mi posición en el mundo apenas ha sido escrita, soy hija de barrio obrero, clase media uniformizada, miedosa, que cree que la voz no le pertenece, clase media como mucho ventrílocua, como poco muda, y yo culpo a quienes pretenden representarnos a cambio se esconden entre los cheques, las capitalizaciones de columnista de opinión y la omnipresencia mediática.

El ensayo también está escrito y
aquí lo pongo a disposición de quien lo quiera leer. Le pasa a este ensayo como a otro que he leído estos días que casi más valdría que en lugar de enfadarse con lo que dijo otra persona, dijera lo que tiene que decir. Lo que pasa es que a menudo la palabra se suscita como reacción y a veces es sólo que el conflicto lo que suscita el encuentro. Ese ensayo que coloco aquí es de Antonio Orihuela que también reflexiona sobre esa relación con
el “realismo sucio” una forma-mercancía, aquí lo enlazo.