lunes, 9 de junio de 2008

MOTIVO 1: Sabemos lo que intentamos, no lo que logramos

Caballo de Troya acaba de publicar “Inmediatamente después”. No pretendo añadir aquí nada a lo que escribí en ella. Los textos se defienden a si mismos, pero no se terminan ahí, sino en quiénes leen y en la resignificaciones que les dan. Por eso este blogg. Para compartir las muchas maneras de leer la novela de entre las que imagino dos.Una lectura sería desde sus protagonistas quizá proyectándonos y sobreponiendo nuestra propia narración (leer la entrevista a los autores de "El año que tampoco hicimos la revolución"). Esa comprensión me interesa porque desde la resistencia social que practico: lo personal, lo cotidiano es político y por tanto cómo intentamos amar y trabajar, criar y enfermar e incluso morir, cada persona en esta sociedad me interesa compartirlo. Ponerlo en común como intimidades, para que dejen de ser tonterias (ver el largometraje documental Más allá del espejo de Joaquim Jordà) y se conviertan en política. La segunda lectura me importa desde un nosotras, desde la vida colectiva en la que nos hayamos inmersas, y de cómo nos crea y construye como individualidades y como colectivo. Será la comunidad la que dé sentido a las palabras, yo también estoy convencida y por eso no quiero permitirme despreciar las oportunidades que sean de provocar una comunidad, la que sea. Porque si no, pasa, que publicar un libro tiene más que ver con aislarte o venderte que con pasar a jugar un papel que sirva a nadie. Y mi necesidad es que sirva a la mayoría de la gente. Si me decidí a hacer públicas –que no publicar, eso no lo pude decidir yo, lo decidió Constantino Bértolo que tiene una preciosa y precisa idea de la literatura- lo que escribiera, fue porque me expuse a un propósito que todavía mantengo y se arraiga: creer que necesitamos mejorar nuestro mundo y que para eso debemos procurar comprenderlo colectivamente.Y digo que el mundo necesita ser transformado por motivos muy materiales: por cosas que me han pasado en la vida (como la muerte de Irma, la mujer de mi compañero, una viejita que lo pasaba mal en su país y en este se murió de pena y enfermedad y desarraigo); por imposibilidades que vivo y me frustran inmesamente (como no poder criar a un niño sino atesorar una propiedad privada comprando los cuidados de una madre a la que cuida sus hijos su madre, otra viejita de Ecuador). Y más alla de mis intimidades y por muchísimos motivos que sólo tendría sentido enumerar de forma más colectiva, debo decir que en lo poco que represento he llegado al convencimiento de que este mundo capitalista, individualista, narcisista, rápidamente enloquecido y mercantilizado hasta el paroxismo … es imprescindible trasformarlo para cuidar la vida de la mayoría de la gente, a lo largo de la mayor parte de su tiempo de vida.Transformar la realidad y en ese camino debo decir que he encontrado gente potente en un amplio espectro entre comunistas, anarquistas, okupas, sindicalistas, represaliadas de distintas represiones, cooperativistas, comunidades de base y montones de personas sueltas... Aún así somos minoría o estamos silentes, desagregrados y por eso hablo, grito si hace falta, porque consentimos lo que sucede cotidianamente, y es que son quiénes mandan quiénes construyen el mundo, pero también quiénes obedecemos… A lo que pasa le damos sentido las personas en tanto que la vivimos y la enunciamos y la transformamos cotidianamente. Y quizá la transformamos perversamente porque la enunciamos poco, o nos la enuncian, quizá nos la dejamos contar en exceso como acomoda a quiénes vienen bien las cosas…Sé que la cosa sonará simple y vieja, demagógica quizá y obsoleta. Me importa poco honestamente lo piensen toda esa gente que cobra y habita el mundo para desde su absoluta confortabilidad ridiculizarlo todo excepto su asentada sapiencia. Sólo quiero a la gente que sí se encuentra en algún esfuerzo colectivo, que sí se indigna y sí lucha y no se resigna. Para esa gente es para la que escribo y a esa gente es a la que busco en este blogg. Las palabras de Silvio fueron las palabras de la revolución cubana, las nuestras son quizá basura, excedentaria, voces en el hiperabundante espacio de la red, quizá puras hojas caídas, pero hojas son y han sudado. ¡Que fermenten, por tanto, que se pudrán y enriquezcan la tierra y sobre todo que no se callen!