domingo, 4 de mayo de 2008

MOTIVO 2. Interesa el proceso cuando es verdadero

Los fenómenos, los eventos, las autorías tienden a despistar los procesos y las materias más divergentes y yo quiero materializar qué significa publicar como una autora privada para una empresa editorial globalizada, que ha consentido según el mismo dice a un gran y honesto editor.

Publicar esta novela es para mí parte de un proceso y este blogg pretende redimensionar el hito de la publicación, y también materializarlo. ¿Qué significa hoy día publicar en una editorial –parte de una empresa multinacional- a quien he cedido mis derechos de autora, que no los quería para nada, todo sea dicho de paso? ¿Qué significa ser una autora publicada sin más, sin que ningún grupo de interés grande o pequeño quiera lanzarte o abducirte, sin que ni siquiera tú misma construyas el delirio de creerte nada? ¿Cuántas personas leen “Inmediatamente después” y qué sucede lo quiero compartir, para derribar mitos que yo misma he seguido fielmente, haciéndolo desde la propia práctica, desde lo que efectivamente sucede?

Publicar es un hito, pero a mi me interesa como proceso y este blogg bien puede posibilitar una parte de ese proceso que reivindica lo que estuvo antes y estará después, que fue escribir y posicionarse y reaccionar y subvertir la posición o el entorno.

Se trata sin lugar a dudas de exponerse, no paralizarse, a pesar de no contar con mayor arropo que el del convencimiento y la militancia por no avergonzarse, ni teñirse de autocomplacencia, indulgencia con el poder y reverencia a la aceptación del estado de cosas… y más en los tiempos que corren en que se ridiculiza permanentemente casi todo lo que alguna gente pretendemos, que es sino podemos cambiar muchas cosas, al menos sí incomodarlas, tambalearlas, constatar que son una mierda y que sobre todo que podrían ser mejores dada la cantidad de gente maravillosa que existe a pesar de tanto beneficiado, expoliador, y mala gente que también hay…. Así que riánse quiénes quieran y sigamos el resto…


Honestamente, ya lo he dicho, creo que la literatura es un instrumento de transformación, y lo es, lo es mientras miente, mientras asienta y presenta el estado de situación como el mejor y único posible. Lo es cuando nos vende espejitos amañados, y desprecia el hecho de que la literatura puede lograr la verdad, como señala
Ignacio Etxbarria a propósito de Lebrero lo que hace al escritor “no es ver la verdad, sino serlo”, y recomienda: “No nos haga creer en lo que usted dice, sino: háganos creer en su decisión de decirlo”.
Ahora bien atreverse con la verdad, implica atreverse con la duda, con la inconveniencia, con la materialidad de lo que acontece cotidianamente que necesita ser renombrado, expresado, cada vez, tanto cuando nos beneficia como cuando nos cuestiona y nos reta.

Para empezar quisiera compartir con quiénes queráis leerlo un ensayo que escribí hace tiempo y que expresa una rabia, que tardé diez años en expresar y que fue con escritores/as que tiene mi edad pero casualmente escribieron y publicaron mucho antes que yo. Se trata de la llamada Generación X, escritores que se supone describían la juventud de quiénes ahora tenemos treinta y bastantes… y que se supone que hacían realismo social… Pues bien para su literatura, ahí va mi desacuerdo por sus mentiras, acomodamientos y compra-ventas.

Considero que mi posición en el mundo apenas ha sido escrita, soy hija de barrio obrero, clase media uniformizada, miedosa, que cree que la voz no le pertenece, clase media como mucho ventrílocua, como poco muda, y yo culpo a quienes pretenden representarnos a cambio se esconden entre los cheques, las capitalizaciones de columnista de opinión y la omnipresencia mediática.

El ensayo también está escrito y
aquí lo pongo a disposición de quien lo quiera leer. Le pasa a este ensayo como a otro que he leído estos días que casi más valdría que en lugar de enfadarse con lo que dijo otra persona, dijera lo que tiene que decir. Lo que pasa es que a menudo la palabra se suscita como reacción y a veces es sólo que el conflicto lo que suscita el encuentro. Ese ensayo que coloco aquí es de Antonio Orihuela que también reflexiona sobre esa relación con
el “realismo sucio” una forma-mercancía, aquí lo enlazo.