domingo, 12 de octubre de 2008

Compartiendo una lectura muy buena.

Finalmente he recortado un poco la presentación que Quique Falcón hizo de la novela en Valencia, porque era mucho texto y porque cuando aprenda a subir el audio o el vídeo la cuelgo, que es más agradable de oír. Agradezco mucho esta reflexión, que incluso a mí, me hizo releer la novela de nuevo. Ah y mil gracias a Flor por convencerme y organizar la presentación.


Nos encontramos en la presentación de la novela Inmediatamente después de Eva Fernández, “Inmediatamente después”. (…). Imagino que nos vamos a mover en una conversación sobre literatura, pero también sobre aspectos de la vida y de la colectividad y de la realidad que nos rodea, que nos une a todos los que estamos aquí y yo creo que sinceramente este libro es un libro que nos vincula. Es un libro que permite, a nivel personal y colectivo, un diálogo, acerca de la realidad, acerca de nosotros mismos y acerca de la vida que llevamos o dejamos de llevar.

Yo voy a hacer un comentario como lector y lo he ordenado para no ser caótico. La experiencia de lectura mía de un libro como éste de Eva, ha sido una experiencia excepcional. Yo no soy un lector de narrativa sesudo, ni leo mucha narrativa. Soy muy selectivo a la hora de leer narrativa, pero sí me da la sensación de que en la narrativa actual está pasando algo, que también sucede en otras géneros en los que me siento más cómodo como es la poesía. Me da la sensación que el panorama narrativo actual tiene como propósito la resignación, predisponernos a la resignación, como lectores y como ciudadanos, mucha es la literatura que se escribe que invita a la claudicación. Posiblemente a través de géneros de entretenimiento, pero no solo a través del entretenimiento. No tengo nada en contra del entretenimiento. En ese sentido es raro encontrarse con excepciones, y hay tengo que señalar a escritores como Isaac Rosa, Belén Gopegui, Manuel Talens, o Alfons Cervera. Pues a ese cúmulo de excepciones uno la novela de Eva Fernández.

Mi experiencia como lector os juro que ha sido una experiencia removedora. A mí este libro a nivel de historia personal me ha cuestionado. Yo creo que es un libro para el cuestionamiento, no para la tranquilización. Es un libro con el que me he visto –se lo contaba a Eva- haciéndome preguntas acerca de mi vida, acerca de la vida que comparto con otros, acerca de las opciones de vida y acerca de lo que uno ha renunciado a vivir. Por ello la primera invitación, para la gente que no la hayáis leído, es que creo que necesitamos una literatura que nos cuestione, una literatura que nos haga reflexionar sobre la vida. Independientemente del goce, del goce de conocer y seguir la pista a un grupo de personajes, a través de una historia determinada.

(…) La novela tiene claramente una demarcación en partes, una primera muy larga, una segunda menor, de la que seguramente no voy hablar para no pinchar nada de lo que pueda suceder aquí. La construcción de la novela a mí me parece acertadísima, prácticamente me la leí de corrido, pocos capítulos me da la sensación que sobren, es curiosamente una historia que ocurre en 7 o 8 días de noviembre de 2004 y parece mentira como en siete días, dos acontecimientos y un encuentro puedan remover tanto la vida de unos personajes y del lector que acompaña. El ritmo temporal de la lectura es fluida y es una experiencia lectora que también se agradece profundamente.

La historia habla de un grupo de amigos que se mueven entre Valencia, de ahí proceden de un barrio obrero de Valencia, algunos viven en Madrid, otros en una población rural de la provincia de Cuenca… los personajes están a punto de cumplir los cuarenta, todos parece que tienen 39 años. Y también es un relato generacional -de la gente de esa generación de la que yo por edad formo parte- que cuenta una historia que es la historia de una renuncia. “¿Por qué debemos pensar que a cierta edad está ya todo decidido?”, es una de las preguntas que vais a encontrar en el libro, y ésa es la pregunta que va recorriendo a todos los personajes. El inmediatamente después, -creo que llega a haber tres referencias en la historia al título concreto de la novela- aparece justo en el arranque y en el cierre de la primera parte. Y dice “porqué pasada cierta edad lo que animaba de sentido nuestra vida es una estupidez, porque inmediatamente después de ser demasiado joven, ya se es demasiado vieja”. Y ese inmediatamente después terrible, es cerrado también al final de esta segunda parte “inmediatamente después de esta línea, -y es la línea de darnos cuenta de lo mucho que nos queda por hacer en la vida-, inmediatamente después de este trazo, de esta palabra que se acaba”. Y en ese inmediatamente después se decide la historia.

Creo que es también una reflexión sobre nuestro tiempo, nuestra vida. Algo que da estructura a la novela y a mí me ha encantado porque ha acompañado mi reflexión, son las interpolaciones. El texto narrativo es interrumpido, cerrado por capítulos, abierto por capítulos, por materiales en cursiva que son reflexiones que para mí, particularmente, son de agradecer. Posiblemente esta historia sí favorece el cuestionamiento, y el hacerse preguntas, pero yo creo que es una gozada hacerse esas preguntas acompañada de esa voz narradora que va reflexionando. A propósito para reflexionar, en este sentido, creo que merece la pena una relectura de este libro sólo con las interpolaciones. A mí me parecen fundamentales.

A menudo creo que nuestro mundo, y la cultura que estamos construyendo, que tiene nombre concreto, la cultura capitalista neoliberal, ha producido -yo creo que no sólo en una generación, aunque sí en esa generación de los consensos que la narradora va comunicando en la novela- ha producido tres destrucciones de la conciencia, una de ellas favorecida por un proceso de tranquilización social, en un momento en la novela se habla de que “nos han encerrado en jaulas”, creo que hay un proceso también de violencia, de violencia cotidiana y hay otro que tiene que ver con el miedo. Del miedo se habla en un párrafo que a mí me parece antológico, en la página 159: “Somos la generación del consenso, heredera de la transición española que difuminó sin borrar (salto un trozo) aceptamos ese consenso y el consenso capitalista neoliberal, con el que bastantes pensamos que nadie en su sano juicio estaría de acuerdo, si creyera que puede no acatarlo. Somos la generación del esto es lo que hay y nos lo pueden quitar en cualquier momento. La generación que atesora no por disfrute, si no por miedo (yo estoy convencido de que el miedo es rentable para ese proceso de tranquilización y de claudicación de estos personajes). Somos la generación de la corrección, de la omisión política, del narcisismo excitado y laxo”. En otro momento de la narración se habla de qué es lo correcto, de la inmensidad de lo correcto en nuestras vidas. Ese término que utilizas me parece brutal, como con pequeños gestos, casi sin darnos cuenta, habituados a esa falta de entrenamiento sobre el pensar sobre nuestras vidas y hacerlo en común, pues cómo hemos ido claudicando en esa inmensidad de lo que es correcto.

La novela tiene pistas -a mí personalmente me lo parecen, no sé si por la situación personal de uno, o de las comunidades con las que uno se vincula- sobre cómo nos van robando las realidades: la del amor y la de la muerte, que creo que son dos grandes líneas fuertes de esta historia que nos cuenta Eva (…).

Los personajes son creíbles, a mí Claudia me encanta. Yo sé que los personajes provocan distintas reacciones entre los lectores y eso sería bueno que lo habláramos, qué os han hecho resonar cada uno de los personajes, en qué nos sentimos identificados, en qué nos hacen enfadar. Hay cosas de los personajes que nos enfadan, que nos ponen nerviosos, podemos pensar si están bien dibujados…. De Claudia me quedo en que se ha quedado en comprender las cosas más que en vivirlas, como le juzga otro personaje. (…) La dignidad a la hora de abordar el tema de la muerte y el tema de la muerte está en Miguel, que es un personaje a mi juicio delicioso. Comentábamos que ha habido lecturas de su personaje como prepotente, juzgador, que en su momento definitivo lanza lecturas sobre algunos personajes. Yo creo que uno tiene derecho a hacer eso y sobre todo si lo hace con gente a la que ama, gente a la quiere. Diego, supone una especie de claudicación progresiva en su vida. A mí de la historia de Diego, lo que más me enamora de Diego es la imagen del torno, y no me puedo quitar el torno abandonado en el trastero o en el ático de su casa. Yo me preguntaba cuáles son los tornos que yo en mi vida he ido abandonando por supuestos compromisos que han sido claudicaciones. De Irma, algún lector ha dicho que es el personaje menos dibujado que no acaba de tener una función narrativa, yo creo que sí la tiene, es una persona que pertenece a la comunidad médica, pero además yo creo que en un grupo de amigos siempre hay alguno que desempeña un papel menos decisivo, que está ahí, es fiel pero no desempeña un gran papel. De las cartas que Miguel escribe es la menor, no es un personaje Todorov, no tiene una función narrativa importante pero está ahí y acompaña. Que quede desdibujado a mi me parecía hasta simpático.

También el texto me hace preguntarme sobre las propuestas ante el estado de cosas dado. Eva lanza un montón de propuestas en este libro. Hay propuestas aquí, que es una cosa que muchas veces se acusa a este tipo de lectura que describe muy bien lo que está pasando, pero que no lanza alternativas. La propuesta en concreto que hace de las vinculaciones y de las vinculaciones afectivas, y del mirarnos desde lo colectivo a mí me parece fundamental. Primero para mí, y luego para la comunidad humana a la que pertenecemos.

El texto trabaja con las cordialidades. Creo que en ningún caso y creo que es un texto que en algún lector provocará lágrimas, creo que en ningún caso maneja suciamente sentimentalismos vacíos, ni patetismos, aunque objetivamente hay situaciones que podrían dar lugar a ello. Creo que se trabaja desde la cordialidad, desde el afecto, el lector que se emociona. Yo ha habido momentos que me he emocionado, pero es por puro cariño que acabas cogiendo por los personajes y no por mero efecto patético. El gesto del apretón de manos de Miguel a Irma a mí me sacudió, yo creo que es de los gestos táctiles que produjo en mi lectura este libro. Y me imagino que cada uno de vosotros encontrará un gesto una situación que despierta esa cordialidad.

Discutiríamos entre el grupo de lectores el gesto final de Claudia, si se puede interpretar como una derrota, como una huida, como una victoria, aunque eso solo deberíamos entre quiénes la hemos leído. Me parece también, muy interesante el personaje de Alfredo Durán, un intelectual depurado en el sistema universitario, que cree en los libros colectivos que buscan crear una nueva realidad y que es un personaje que aparece de refilón, no aparece mucho, pero sí me parece que es un buen hondonazo para la trayectoria vital de Claudia y es una referencia importante. Atentos a esa entrevista en un bar… que a mí me interesa muchísimo.

Y acabaría mi intervención… porque a parte de propuestas para vivir mejor, para vivir en común, para cambiar la realidad, Eva hace preguntas sobre para qué escribir. Porqué nos contamos cosas, porqué nos contamos la vida y acabo con palabras de la autora que a mí me interpelaron. “Si queremos ser lo suficientemente honestas, debemos contarnos la vida como grupo, como comunidad, si queremos que nos sirva para aprender algo, que nos sirva para cambiar algo de lo material que reconocemos nos condiciona tanto, no se tratará en todo caso de pensar por pensar, de escribir por escribir. Se tratará de escribir para conseguir vivir mejor, de escribir porque nos urge la comunidad, porque no podemos delegar, ni confiar en las graciosas concesiones de la exigua minoría de poder para lograrlo”.

sábado, 11 de octubre de 2008

Un anticipo no monetario.

Estoy trabajando en transcribir la presentación a la novela que hizo Quique Falcón en Valencia, así como en intentar relatar algunas otras palabras que allí se produjeron. También vamos a colgar el ensayo de "Materialismo y dos novelas de la llamada Generación X" -tan fatalmente enlazado en esta página- en la web del Manual de lecturas rápidas para la supervivencia, página de la que soy deudora.
En cuanto pueda lo pongo todo a disposición. Sólo, mientras tanto, disculparme por la demora en agradecer a todo el mundo que compartió con mi hermana y conmigo nuestro intento de presentar la novela.